Descubierto el primer cementerio de mascotas.

El primer cementerio de mascotas pudo ser azteca.

Este cementerio canino data del año 1350-1520 D.C, justo cuando el imperio Azteca se encontraba en su apogeo.

Arqueólogos han descubierto un antiguo cementerio canino bajo un edificio de apartamentos en el distrito de Aztacapozalco en la Ciudad de México.

El sito que contiene 12 esqueletos de perros, pudo haber sido un lugar sagrado, ya que estos animales tenían un significado tanto religioso como simbólico para la cultura Azteca, que vivió en la zona hasta hace 500 años.

El hallazgo es algo excepcional ya que anteriormente sólo se habían encontrado junto con restos humanos o como parte de ofrendas, según informaban expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), esta es la primera vez que se descubre un grupo de perros enterrados juntos.  Los huesos se encontraban en diferentes posiciones, unos boca arriba, otros boca abajo y sin seguir un patrón de enterramiento en particular.

Los Aztecas creían que los perros eran los encargados de custodiar las pirámides y otros monumentos por lo que se les solía enterrar bajo ellos, pero en este caso no se han encontrado indicios de edificaciones de la época.

Los perros fueron hallados dentro de un pequeño foso a una profundidad de 2 metros, los arqueólogos pudieron datar la fecha del enterramiento, entre el año 1350 a 1520 D.C., usando cerámicas y otros artículos hallados en fosos cercanos, puesto que también se encontraron objetos domésticos, un instrumento musical tallado y el esqueleto de un niño de aproximadamente 3 años de edad, en otros fosos cerca del cementerio canino.  Sin embargo será necesario excavar más para ver si se encuentran otras piezas que puedan ayudar a esclarecer el porqué los animales se enterraron en esa zona en particular, y se deben realizar análisis de los huesos para saber con exactitud la raza de los perros y la forma en que murieron.

Aunque el arqueólogo Antonio Zamora, que trabajó en la excavación, dice que un biólogo les dijo que los restos pertenecían a perros de mediano tamaño, con dentaduras completas  por lo que posiblemente se tratara de perros comunes.

Los aztecas criaban tanto perros Techichi, una raza de patas cortas que se piensa fue la antecesora de los chihuaha, como Xoloitzcuintlis, cuyos restos pueden ser fácilmente identificados porque pierden algunos de sus dientes al llegar a la edad adulta.

Los Aztecas creían que los perros eran los encargados de guiar las almas de los difuntos y de custodiar los lugares sagrados.

Los Aztecas creían que los perros eran los encargados de guiar las almas de los difuntos y de custodiar los lugares sagrados.

Los aztecas admiraban la lealtad de los perros y cuando un guerrero moría se acostumbraba a sacrificar un perro que se enterraba a su lado para que le guiara en el viaje al otro mundo, puesto que creían que estos animales eran los encargados de guiar el alma de los difuntos.

Los ciudadanos más pobres o menos célebres, eran enterrados con figuritas de barro en forma de perros.

Los aztecas creían que le tomaba 4 años al alma de las personas fallecidas alcanzar su lugar de descanso final, Mitlan, por lo que un acompañante era siembre apreciado.

El perro también era considerado como emisario del éxito en el trabajo, la fertilidad y la salud.

Si bien los aztecas domesticaron perros para usarlos como mascotas, algunas veces se los comían en banquetes en ocasiones especiales.

Vía: Dailymail.

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