Parece que los zombis están otra vez de moda, pero ¿sabías que el reino animal no está exento de la amenaza de estas aterradoras creaturas? A continuación veremos tres casos verdaderamente aterradores.
Leucochloridium
Es un parásito que se reproduce en el tracto digestivo de algunas aves, especialmente los petirrojos, pero primero vive durante un tiempo como huésped de un infortunado caracol.
Todo comienza cuando los caracoles se comen las heces de los pájaros que contienen los microscópicos huevecillos de este parásito, una vez dentro, eclosionan inflamando los tallos de los ojos del caracol y dotándolos de vistosos colores, haciéndolos muy similares a las jugosas orugas que tanto gustan a estos pajarillos.
Así el caracol, al escalar sobre las hojas de las plantas y exhibir sus ahora brillantes y apetitosos ojos, está enviando sin saberlo una señal a las aves para que lo devoren. De esta forma el parásito se las ingenia para entrar en el estómago de estas aves, que es el sitio adecuado para su reproducción, y cuando el pajarillo defeca los huevecillos, no hay más que esperar a que el próximo hambriento e incauto caracol los devore para continuar con su escalofriante ciclo vital.
Ophiocordyceps
Este es un hongo que ataca a una especie particular de hormiga, hasta convertirla en un auténtico zombi.
Una vez que ingresa en el organismo de su víctima a través de su cuerpo, comienza el control mental. Las hormigas infectadas empiezan a sufrir convulsiones y caen al suelo para después levantarse y escalar el tallo de una planta, para con sus mandíbulas, quedar enganchada en un letal mordisco a la vena principal de una de las hojas, siempre a una altura de exactamente 25 centímetros del suelo y en una orientación específica que proporcione la cantidad adecuada de humedad. Al cabo de un tiempo, de la cabeza de la hormiga brotará el tallo del hongo que luego de 4 a 10 días libera sus esporas.
La ciencia aún desconoce cómo se produce este espantoso proceso. Al diseccionar a una de estas hormigas zombi, han descubierto que el hongo libera químicos alcaloides que consumen por dentro al insecto, al punto de que cuando este muerde la hoja, su cabeza está repleta con las células de este hongo, las cuales controlan el movimiento de su mandíbula.
Una sola hormiga infectada puede contagiar de 20 a 30 hormigas más en un área de 1m2, convirtiendo la zona en una especie de cementerio zombi, se ha visto cómo el ophiocordyceps ha exterminado colonias enteras de hormigas.
Como defensa contra esta amenaza, algunas hormigas han desarrollado la habilidad de detectar cuando un ejemplar de su especie ha sido infectado y así las hormigas sanas expulsan a la moribunda muy lejos de la colonia para evitar la exposición a las letales esporas del hongo.
Afortunadamente este hongo es incapaz de alterar el cerebro humano, ni parece que vaya a evolucionar para hacerlo en un futuro próximo.
Polydnaviruses
Así se conoce a una avista parasitoide de la familia apocrita.
Las avispas hembra infectan a las orugas, bien inyectándoles los huevos o simplemente poniéndolos sobre su cuerpo, llegando también a segregar productos que protegen a los huevos del sistema inmune de la oruga. Una vez parasitada, la oruga comienza a comer descontroladamente hasta ser ampliamente obesa. Las larvas en su interior comienzan a alimentarse de su sangre hasta alcanzar 1/3 del peso del animal y para entonces comienzan a devorarla por dentro, pero teniendo especial cuidado de no comerse los órganos vitales a fin de mantener a la oruga con vida.
Después de 2 semanas de comer y desarrollarse, se abren camino hacia el exterior a través de la piel, mientras liberan ciertos químicos que paralizan al animal. Una vez fuera, tejen capullos de seda para crear el ambiente que necesitan para la siguiente fase de su metamorfosis. Pero como aún son vulnerables y pueden ser devoradas o parasitadas a su vez por otras avispas, la oruga, víctima de una especie de control mental, comienza a tejer su seda alrededor de las larvas de la avispa, en lugar de hacerlo sobre sí misma, dándole a sus antiguos parásitos una capa de protección extra. Lo más llamativo es que el efecto del polydnavirus no se limita a eso, sino que convierte a la oruga en un feroz guardián. La oruga zombi protege a las larvas peleando incesantemente contra los posibles agresores hasta que literalmente fallece por inanición.
Aunque algunos animales desarrollan medios para contrarrestar el ataque de sus parásitos, estos también evolucionan adaptándose a ellos. Sin embargo la de los hiperparásitos que parasitan a los parásitos; afortunadamente también existen frenos y balanzas que permiten equilibrar las oportunidades de sobrevivir.
Fuente:
http://www.fromquarkstoquasars.com/body-invaders-and-zombies-of-the-animal-kingdom/