Altar en honor a los ancestros
7 de agosto al 4 de setiembre de 2013
El mes fantasma es una curiosa festividad celebrada en muchos países de Asia, especialmente aquellos de tradición Taoísta y Budista, como es el caso de China y Japón. Se conmemora durante el séptimo mes del calendario lunar que para este año corresponde del 7 de agosto al 4 de septiembre.
En estas culturas asiáticas donde se mezcla el Confusionismo, el Budismo, el Taoísmo y los rituales en honor a los ancestros, se considera que la vida en el más allá es una especie de continuación de la vivida en la tierra; por eso durante este mes se honra a los ancestros ofreciéndoles incienso, comida, vino, té y papel de dinero[1] en hermosos altares construidos en las aceras de las casas.
Un mes desfavorable:
El mes fantasma además de ser una época para recordar a los familiares que ya no están en este mundo, también tiene un lado oscuro, es el más peligroso del año, pues es cuando los espíritus malignos salen en busca de almas.
Durante este mes la tradición oriental desaconseja realizar caminatas nocturnas, viajar, mudarse de casa o empezar un nuevo negocio. Muchas personas también evitan nadar porque creen que en el agua habitan muchos espíritus que podrían intentar ahogarles.
Existen tres celebraciones importantes durante este mes, que para este año coinciden con los siguientes días:
- El primer día (7 de agosto ): cuando según la tradición, las puertas del infierno se abren para permitir a los fantasmas y espíritus acceder al mundo de los vivos. Los espíritus de los fallecidos pueden visitar a sus familiares, cenar con ellos, y en caso de no ser recibidos como deberían, buscar víctimas.
- El día de los fantasmas hambrientos (20 de agosto) y
- El último día del mes (4 de septiembre) que es cuando finalmente se vuelven a cerrar las puertas del inframundo.
La noche de los fantasmas hambrientos
El decimo quinto día del mes, (20 de agosto), se celebra el festival fantasma o festividad de los fantasmas hambrientos. Celebración de origen Budista, Ullambana en sánscrito, pero que con la introducción del budismo a China también se le conoce como Yu Lan Pen, y que para los taoístas es conocida como Zhongyuan Jie
Tanto taoístas como Budistas realizan ceremonias este día para aliviar el sufrimiento de los fallecidos.
Durante este día las vías de comunicación entre los tres reinos (Cielo, Infierno y Tierra) están interconectadas, lo que facilita la comunicación con los seres que habitan estos lugares, y hace que los rituales en su honor y de sanación sean más efectivos y poderosos.
En esta noche las ofrendas se hacen en casa, en el marco de elaborados banquetes; tradicionalmente se dejan algunas sillas vacías para que los espíritus de los antepasados puedan tomar asiento en torno a la mesa, puesto que se cree que las almas de los estos seres asistirán a la cena preparada en su honor.
Casi tan importante como honrar a los ancestros, es el dar ofrendas también a los espíritus que carecen de familiares para evitar que estos puedan causar daños.
Por lo que se podría decir que es una festividad similar al Halloween y al Día de los difuntos celebrado en México.
Una rica cultura y tradición ha surgido en torno a este festival. En Japón por ejemplo en el festival de O-bon, se acostumbra comprar o fabricar botes de papel o linternas, los cuales son dejados en las corrientes de los ríos y lagos, para que así sirvan de guía a los antepasados en su camino de regreso al inframundo. Se cree que mientras más lejos flota la linterna más suerte tendrá la familia en el año venidero.
Las linternas sirven de guía a los espíritus en su camino de regreso al inframundo
Los fantasmas hambrientos
Son criaturas con enormes estómagos vacíos, con bocas demasiado pequeñas y cuellos demasiado delgados como para poder ingerir alimentos. Algunas veces poseen aliento de fuego, otras veces la comida que intentan comer se convierte en cenizas en sus bocas, por lo que están condenados a vivir con un hambre incesante.
Según la tradición oriental, el reino de los fantasmas hambrientos es uno de los seis reinos del Samsara[2] en los cuales los seres vivos pueden renacer. Se entienden más como estados mentales que como físicos, se puede llegar al reino de los fantasmas hambrientos al dejarse llevar por una vida de adicciones, obsesiones, avaricia y celos.
La festividad de los fantasmas hambrientos se realiza como una forma de aliviar por un momento el sufrimiento de estos seres, ofreciéndoseles comida y realizando juegos, danzas y ópera en su honor.
Los orígenes
Los fantasmas hambrientos son seres condenados al sufrimiento como castigo por haber llevado una vida llena de codicia y obsesiones.
Sus orígenes se encuentran en el Sutra Ullambana, en el cual un discípulo de Buda al enterarse de que su madre había sido condenada a renacer como fantasma hambriento, le ofrece un plato de comida pero antes de que pudiera comérselo éste se transforma en carbón ardiente, lamentándose Mahamaudgalyayana fue a buscar a Buda para que le instruyera sobre lo que debía hacer para ayudar a su madre.
Buda le dijo a Maudgalyayana (o Mulian) que a partir del 15º día del séptimo mes lunar, toda la comunidad debía llenar cuencos limpios con comida y frutas, junto con otras ofrendas tales como incienso y candelas para ser ofrecidos junto con rezos y mantras en altares construidos para la ocasión.
Al hacerlo siete generaciones de ancestros son liberados de los reinos más bajos, (fantasmas hambrientos, animal o infierno) y podrán recibir los alimentos ofrecidos y ser bendecidos por 100 años.
El día en que se cierran las puertas del infierno:
El último día de este mes (4 de septiembre), las puertas del averno vuelven a cerrarse. Con cánticos y repiques de campanas, los mojes taoístas avisan a los espíritus que ha llegado la hora de regresar a su confinamiento en el inframundo, mientras estos se despiden con un gemido sobrenatural.
Ya lo saben, es mejor dejar una silla libre para la cena pues puede que esta noche tengamos visitas desde el más allá.
[1] Papeles decorados como si se tratara de dinero real, o hechos de papel dorado o plateado que es quemado para que los espíritus puedan usarlo en el más allá
[2] En el budismo se considera que existen seis grandes categorías de existencia; el Reino de los Devas o Dioses, el Asura o de los Semidioses, el de los humanos, el reino animal, el de los Pretas o fantasmas hambrientos y el de los Narakas o infierno.